domingo, 2 de junio de 2013

PARTICIPACIÓN CORPORATIVA EN LA SOLEMNE PROCESIÓN DEL CORPUS CHRISTI



El domingo, día 2 de junio, nuestra Hermandad asistió corporativamente con estandarte, según lo preceptuado por nuestras Reglas, a la Solemne Procesión del Corpus Christi de nuestra capital, ocupando el lugar que como Hermandad Sacramental nos corresponde.

17 hermanos formaron parte del cortejo de nuestra Hermandad y acompañaron con cirio al Santísimo Sacramento. En el Convento de las Siervas de María (c/ Blanco Belmonte 3), de nuevo estuvo montado nuestro altar.

¿Qué es el Corpus Christi?

Corpus Christi (en latín, "Cuerpo de Cristo") o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini ("Cuerpo del Señor"), es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía.

Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los católicos en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento. La celebración se lleva a cabo el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés (es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección). Específicamente, el Corpus Christi es el jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. En algunos países esta fiesta ha sido trasladada al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral.


Historia



Esta fiesta surgió en la Edad Media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al cuerpo y la sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así, se celebra por primera vez en 1246 en la Diócesis de Lieja (Bélgica).

En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada brotó sangre.1 Este hecho milagroso, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el papa Urbano IV, mediante la bulaTransiturus hoc mundo. A Santo Tomás de Aquino se le encarga preparar los textos para el Oficio y Misa propia del día, que incluye himnos y secuencias, como Pange Lingua o Lauda Sion, Panis angelicus, Adoro te devote, Verbum Supernum Prodiens el himno de adoracion Tantum Ergo.

En el Concilio de Vienne de 1311, Clemente V dará las normas para regular el cortejo procesional en el interior de los templos e incluso indicará el lugar que deberán ocupar las autoridades que quisieran añadirse al desfile.
En el año 1316, Juan XXII introduce la Octava con exposición del Santísimo Sacramento. Pero el gran espaldarazo vendrá dado por el papa Nicolás V, cuando en la festividad del Corpus Christi del año 1447, sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma.


El Corpus Christi de antaño

Córdoba acogió esta fiesta con gran esplendor, llegando a ser todo un espectáculo lleno de solemnidad. En aquellos tiempos se organizaba una procesión interminable, además del Santísimo como centro de la misma, figuraban grupos de actores que representaban autos bíblicos, danzarines que aún queda como vago recuerdo en los “Seises” de la Catedral Sevilla, carros adornados simbolizando los misterios de la fe, gigantes y cabezudos y otras exhibiciones semejantes, más parecidas en su mayoría a las fiestas paganas que a un acto religioso.

Rafael Ramírez de Arellano en su libro “ El teatro en Córdoba" ha aportado muchos datos interesantes, acerca de la celebración del la fiesta del Corpus en Córdoba, como la siguiente reseña. "El 22 de abril de 1570, hallándose en Córdoba Felipe II autorizó al Ayuntamiento para gastar 200 ducados en las fiestas del Corpus con el fin de se hagan juegos y danzas como de antiquísimo tiempo a esta parte se ha mantenido por costumbre en esta ciudad”.

Siguiendo a Ramírez de Arellano cuenta como se desarrolló el Corpus de año 1600. Por 200 reales se sacó en la procesión a la figura mitológica del “Grifo” que estaba compuesta como un animal fabuloso con medio cuerpo de arriba como águila y el de debajo de león. Así que un individuo caracterizado de esta horrible traza recorría incesantemente la procesión del Corpus entablando disputas ficticias con perseguidores que deberían de ser originalísimas y que producían gran regocijo de quienes presenciaban el desfile. Se subía el raro animal con gran destreza, como si volara, en algunas tribunas populares provocando gran algarabía entre las gentes. Figuraron también en este año la danza de los negros, la de damas y galanes e igualmente iban acompañados de guitarras y panderas los grupos llamados de los “Chichirecos” y “Guacamayos” y otras más hasta desembocar en una de gitanas que fue presentada por Baltasar de Bustamante.

El padre Bartolomé de Veas describía de esta forma el Corpus del año 1636. “Formaban parte de la comitiva grupo de personas vestidas con trajes típicos de distintos países. En la calle de la Feria, en unos solares existentes junto al Portillo, se formó un bosque artificial de árboles frutales en los que abundaban pájaros, lagos con patos y peces y arroyos y fuentes, que comenzaron a arrojar agua por infinidad de saltadores, al paso de su Divina Majestad. Como final de la fiesta, se verificó un combate naval en el Guadalquivir, frente a la Cruz del Rastro, en el que tomaron parte varias barcas con el pabellón nacional y otros que ostentaban la bandera francesa. Nuestra escuadra como era de suponer, venció rotundamente a la francesa, después de un violento combate simulado en el que se consumieron miles de cohetes.”

Pasados los siglos XVI y XVII se modifican ciertas costumbres en la procesión del Corpus debido principalmente a los dictámenes surgidos de la Contrarreforma. En las calles de Córdoba, por donde había de pasar el Santísimo, se le esperaba con inusitado esplendor y fervor, dado que los edificios regios estaban adornados con lujosas colgaduras. Las hermandades de los artesanos construían artísticos arcos de triunfo y en muchas casas particulares se instalaban preciosos altares. Las calles eran perfumadas por hierbas aromáticas, como el mastranto, romero o tomillo traídos de la sierra. La comitiva la componían el clero presidido por el obispo, las autoridades oficiales y los grupos de danzarines, más carrozas alusivas al dogma sacramental.

Este proceder se fue afianzando en los siglos posteriores, de tal forma, que se eliminó de la procesión del Corpus lo superfluo y el espectáculo profano, dando paso a que el sentir de los fieles estuviera centrado solamente en el Santísimo Sacramento, que desfila en el viril de la Custodia de Enrique de Arfe, prodigiosa obra de orfebrería del siglo XVI.

Texto: Wikipedia y Cordobapedia