jueves, 17 de octubre de 2013

CARTA SEMANAL DEL OBISPO DE CÓRDOBA: “FE + CARIDAD = MISIÓN”

El domingo del DOMUND, nos damos más cuenta de la inmensa tarea que tenemos por delante: anunciar a todos que Dios nos ama.

Misionero es el que lleva un encargo, el que lleva un anuncio para otro. Alguien le envía, no va por su cuenta. Y tiene un destinatario, no se queda con lo que le han encargado. En el ámbito de la Iglesia católica, llamamos misionero a quien anuncia el Evangelio con su vida y con su palabra, en la catequesis y en el compromiso de la vida, en la caridad y amando hasta el perdón, construyendo un mundo nuevo más justo, solidario y fraterno. Este domingo celebramos el DOMUND, domingo mundial de las misiones. Celebramos que la Iglesia es misionera, recordamos a nuestros misioneros, caemos todos en la cuenta de que tenemos “algo” que decir y transmitir a nuestros contemporáneos.
La Iglesia existe para evangelizar, Jesucristo la ha fundado para que lleve el Evangelio a todas las naciones, a todas las personas de todos los tiempos. Es una dimensión esencial de la Iglesia, la de ser misionera, la de ser católica y universal. Por tanto, no se reduce a un día, sino que es tarea de todo el año. Ahora bien, este domingo, el domingo del DOMUND, nos damos más cuenta de la inmensa tarea que tenemos por delante: anunciar a todos que Dios nos ama, que nos ha enviado a su Hijo para redimirnos de la esclavitud del pecado y darnos la libertad de los hijos, que ha derramado el Espíritu Santo para que sea el alma de la Iglesia y viva en nuestras almas como en un templo, que todos los hombres somos hermanos sin distinción de raza, cultura, nación.
Este año el lema del DOMUND parece una ecuación matemática: Fe + caridad = misión. Nos encontramos en el Año de la fe, para profundizar en el gran don recibido de Dios que nos compromete en la tarea misionera: la fe. La fe no es un sentimiento pasajero, ni es una emoción del momento. La fe es como una luz deslumbrante que ilumina todos los aspectos de nuestra vida, dándoles sentido. La fe ilumina la existencia, el amor humano, el trabajo, el sufrimiento, incluso la muerte. La fe nos habla de una vida eterna que empieza aquí y no acabará nunca. La fe tiene como centro y plenitud a Jesucristo. Y esa fe la vivimos en la Iglesia, la recibimos de la Iglesia, la celebramos y la compartimos en la Iglesia. La Iglesia nos envía al mundo entero para ser testigos y misioneros de esta fe para todos los hombres.
La fe se verifica en el amor. Sólo el amor es creíble, es digno de fe. Y Jesucristo nos ha amado hasta el extremo. Su amor ha quedado verificado en su pasión de amor por nosotros, resucitando de entre los muertos. Por eso, la fe nos lleva al compromiso del amor, y lo más querido para nosotros es haber conocido a Jesucristo, para poder compartirlo con los demás. La fe unida al amor nos lleva a la misión.
El domingo del DOMUND es ocasión propicia para agradecer el don de la fe, agradecer el don de la Iglesia que nos ha dado la fe y nos la alimenta continuamente, agradecer el trabajo que tantos hermanos nuestros, hombres y mujeres, están realizando para la propagación de la fe. No se trata de imponer a nadie nuestras creencias, ni de ningún proselitismo. Se trata, como lo muestran nuestros misioneros, de dar la vida testimoniando que Dios nos ama en Jesucristo hasta el extremo. Se trata de llegar a todos los habitantes del mundo para llevarles la buena notica de la redención, para hacerles partícipes de los dones de la Casa de Dios.
Todo cristiano es misionero, debe llevar en su corazón la inquietud misionera de cumplir el encargo recibido, de llevar la buena noticia a los destinatarios, de alimentar continuamente la fe recibida y testimoniarla con su ejemplo y con sus palabras. Los mártires que estos días celebramos son un estímulo en la tarea misionera, pues ellos con su vida y con su entrega hasta la muerte hacen creíble el amor de Dios que conduce al perdón. Sólo el amor es creíble. En los mártires se ha cumplido. Ellos intercedan por nosotros para que sepamos cumplir la misión encomendada, para que seamos misioneros, en fidelidad a quien nos envía y a los destinatarios.

Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

Fuente: Diócesis de Córdoba